Siempre que vamos a iniciar el desarrollo de un proyecto, lo que más nos preocupa es como vamos a trabajar, e inclusive a muchos: como iniciar.
Independientemente del proyecto a ejecutar, siempre surgen desafíos a la medida y escala de los tiempos del proyecto, lo cual debemos tener una aptitud de organización y planificación cuidadosa.
Pero las fases de desarrollo de software y sus enfoques variarán dependiendo de si el proyecto de desarrollo se aborda y se lidera desde una perspectiva ágil o si se lleva a cabo en base a los principios tradicionales.
En la perspectiva tradicional tenemos la famosa cascada:
Donde tenemos etapas muy definidas y claras del proceso pero que son irreversibles cuando termina su tiempo.
A la perspectiva ágil le llaman: metodologías ágiles de desarrollo de software. Y es que siempre es importante entregar lo más rápido un proyecto o en el tiempo planeado, pero con la mayor eficacia de gusto por el cliente y requerimientos necesarios por el cliente. Aquí entra: “la metodología Scrum”.
Scrum es un marco de trabajo para mantener, desarrollar y entregar productos de desarrollo complejos en un tiempo determinado y de mayor calidad productivamente satisfaciendo al cliente en sus necesidades. Consta de roles y eventos importantes que podemos definir de manera sencilla:
El beneficio de trabajar colaborativa y repetitivamente con el cliente, es que el cliente conoce la etapa en la que se encuentra su proyecto y junto con el equipo de trabajo puede redefinir los requerimientos, hacer aportes necesarios según el avance del mismo, satisfaciendo sus requerimientos y necesidades de manera más precisa.
Una ves realizado todos los sprints necesarios se hace entrega del producto y proyecto final.
Quienes no adopten una metodología ágil para el desarrollo de software van a tener muy complicado sobrevivir al mundo actual. Un mundo en que se cumplen tiempos, tareas, requerimientos que son cambiantes dependiendo de las necesidades que pueden también ir cambiando en el proceso del desarrollo del proyecto. Cierto es que, implantar una metodología ágil, quizá no es una tarea sencilla pero, sin lugar a dudas, se merece la pena realizar este esfuerzo para afrontar el futuro del proyecto a iniciar con garantías.